CIUDAD Y DIVERSIDAD FUNCIONAL
Publicado: Mié, 25 Ene 2023, 16:34
Estoy pensando en la ciudad y la diversidad funcional. Mi conclusión es que defender hoy la diversidad funcional es ser también partidario de la ciudad como un lugar ideal para vivir. Esto se debe a que la idea de la ciudad se transformado en los últimos años. Habitualmente lo urbano actual se define por los big data y un crecimiento enorme de información. Los datos urbanos se incrementan por el uso de los aparatos móviles, y la utilización de las estadísticas para medir el entorno. Así la ciudad se caracteriza por ser un lugar con un gran número de conexiones entre las personas generando datos. Para entender estas relaciones se utiliza la llamada inteligencia artificial. Además, la ciudad une estas conexiones y conforma redes. En su conjunto estas redes crean las smart cities (ciudades inteligentes) que son regidas por la globalización. Así lo estudia Saskia Sassen en su importante libro The Global Cities. Para garantizar su dinamismo y que puedan cambiar, se utiliza ahora el metaverso que construye un entorno digitalizado. Pero está alejado de la ciudad real y es poco humano.
También percibo que la tecnología determina la vida urbana. Pero la dependencia de la tecnología suele llevar a un estado de singularidad. Frente a este hecho la vida rural se percibe a menudo como un lugar ideal y bucólico para vivir. Pero a mi parecer para personas con diversidad funcional el espacio rural no es lugar adecuado para vivir, como la dependencia de la tecnología. En el mundo rural las distancias y la movilidad son más grandes y los servicios están más lejos. La diversidad funcional pone en duda la ciudad rural contemporánea, situando el factor humano y no tecnológico en la ciudad. La diversidad funcional innova creando alternativas urbanas.
Pero la diversidad funcional pone en duda la estabilidad de las realidades urbanas. Se suele entender el análisis de los big data como algo fijo. La diversidad funcional critica este uso de los big data haciendo la ciudad adaptable y promoviendo la creatividad
humana. Permite que cambien y a veces se crean nuevos datos urbanos. Las conexiones y la movilidad tampoco definen a la ciudad. La manera de moverse y de la relacionarse en la ciudad cambia por la diversidad funcional. Esto hace que las conexiones sean plásticas y flexibles. La movilidad entonces en la ciudad es flexible a las emergencias y los cambios.
La diversidad funcional trata de colaborar para construir una ciudad en que su población sea más feliz. La flexibilidad y la adaptabilidad de las redes urbanas permite alejarnos de los ordenadores y de las smart cities. La felicidad como la empatía no se puede computar. La diversidad funcional crea en la ciudad una multiplicidad de redes urbanas y permite su convivencia de manera híbrida. La diversidad funcional construye una ciudad híbrida, que suele ser más humana y feliz. Pero estas redes son dinámicas. La diversidad funcional define una ciudad como más humana, incluyendo cambios y errores. No suele hacer tabula rasa y volver a empezar. Los errores son temporales y asumibles en el conjunto de la ciudad. La diversidad funcional acepta imperfecciones y declara la rehabilitación — no el metaverso— como la manera de generar cambios positivos en la ciudad.
También percibo que la tecnología determina la vida urbana. Pero la dependencia de la tecnología suele llevar a un estado de singularidad. Frente a este hecho la vida rural se percibe a menudo como un lugar ideal y bucólico para vivir. Pero a mi parecer para personas con diversidad funcional el espacio rural no es lugar adecuado para vivir, como la dependencia de la tecnología. En el mundo rural las distancias y la movilidad son más grandes y los servicios están más lejos. La diversidad funcional pone en duda la ciudad rural contemporánea, situando el factor humano y no tecnológico en la ciudad. La diversidad funcional innova creando alternativas urbanas.
Pero la diversidad funcional pone en duda la estabilidad de las realidades urbanas. Se suele entender el análisis de los big data como algo fijo. La diversidad funcional critica este uso de los big data haciendo la ciudad adaptable y promoviendo la creatividad
humana. Permite que cambien y a veces se crean nuevos datos urbanos. Las conexiones y la movilidad tampoco definen a la ciudad. La manera de moverse y de la relacionarse en la ciudad cambia por la diversidad funcional. Esto hace que las conexiones sean plásticas y flexibles. La movilidad entonces en la ciudad es flexible a las emergencias y los cambios.
La diversidad funcional trata de colaborar para construir una ciudad en que su población sea más feliz. La flexibilidad y la adaptabilidad de las redes urbanas permite alejarnos de los ordenadores y de las smart cities. La felicidad como la empatía no se puede computar. La diversidad funcional crea en la ciudad una multiplicidad de redes urbanas y permite su convivencia de manera híbrida. La diversidad funcional construye una ciudad híbrida, que suele ser más humana y feliz. Pero estas redes son dinámicas. La diversidad funcional define una ciudad como más humana, incluyendo cambios y errores. No suele hacer tabula rasa y volver a empezar. Los errores son temporales y asumibles en el conjunto de la ciudad. La diversidad funcional acepta imperfecciones y declara la rehabilitación — no el metaverso— como la manera de generar cambios positivos en la ciudad.