La Agencia Espacial Europea convoca por primera vez plazas para astronautas con discapacidad física 

 La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha iniciado un proceso de selección de viajeros espaciales en el que convoca, por primera vez, plazas para personas con discapacidad física.  

Once años después de su último proceso de selección, la ESA ha decidido apostar en esta ocasión por colectivos tradicionalmente infrarrepresentados en el espacio, en los que también se incluyen las mujeres. En el caso de las personas con discapacidad, la agencia ha puesto en marcha el proyecto piloto Parastronaut, con el que buscará a una o dos personas que estén psicológica, cognitiva, técnica y profesionalmente cualificadas para ser astronautas, pero que tengan una limitación física que normalmente les impediría ser seleccionadas debido a los requisitos del hardware espacial actual. 

Los seleccionados para Parastronaut formarán parte del grupo de reserva de astronautas –que no se incorporarán de momento a la plantilla de la ESA, sino que seguirán en sus puestos de trabajo actuales y entrarían en la ESA puntualmente cuando llegase su misión– porque la agencia aún debe realizar un trabajo de adaptación que llevará cierto tiempo.   

Los requisitos 

Los candidatos pueden tener alguna de las siguientes discapacidades: deficiencias en las extremidades inferiores  –debido a una amputación o deficiencia congénita–, deficiencia de uno o dos pies por la zona del tobillo –amputación de Lisfranc–, deficiencia de una o dos piernas por debajo de la rodilla, diferencia en la longitud de las piernas y personas que midan menos de 130 centímetros. 

Los convocados deberán cumplir también los requisitos generales para todo el mundo: tener un máster universitario y al menos tres años de experiencia profesional en ciencias naturales, medicina, ingeniería, matemáticas o informática; pertenecer a estados miembros de la ESA o de los estados asociados; tener un nivel de inglés fluido y conocimiento de otros idiomas y una edad máxima de 50 años. 

Fuente: Agencia SINC 

España prohíbe las esterilizaciones no consentidas de mujeres con discapacidad 

El 18 de diciembre entró en vigor la modificación del Código Penal en España que prohíbe las esterilizaciones forzosas de personas con discapacidad incapacitadas judicialmente. Una práctica que supone una vulneración de los derechos reproductivos y que en la última década ha afectado a un millar de mujeres en España. 

La esterilización forzosa es contraria a la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, que España ratificó en 2008 y que reconoce el derecho a que “las personas con discapacidad, incluidos los niños y las niñas, mantengan su fertilidad en igualdad de condiciones que las demás”. 

Además, el Convenio de Estambul sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres, en vigor en España desde 2014, tipifica las esterilizaciones forzosas como delito. Sin embargo, se han seguido realizando. Solo en 2016 se llevaron a cabo en España 40 esterilizaciones no consentidas, y en el periodo 2005-2013 hubo 865 intervenciones, según el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi). 

Según la presidenta de la Confederación Española de Personas con discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) en Aragón, Marta Valencia, las esterilizaciones no consentidas de las personas con discapacidad son un tipo de violencia “invisibilizada, asumida y normalizada”, ya que muchas mujeres ni siquiera saben que las han esterilizado o que están en ese proceso cuando, por ejemplo, se les aplican inyecciones o parches sin su consentimiento. Valencia añade que normalmente se hacen a petición de la familia y con intención de prevenir o sobreproteger, pero que en realidad se trata de “un abuso de las mujeres con discapacidad”. 

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