Tener tiempo de ocio es sinónimo de libertad, placer y desarrollo personal. Nos permite construir identidad, fortalecer vínculos sociales y disfrutar de la vida. Pero, ¿pueden realmente las personas con discapacidad acceder a este derecho en igualdad de condiciones que las personas sin discapacidad? En muchos casos, los primeros son simples espectadores de un mundo del que todavía se sienten excluidos con demasiada frecuencia.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas reconoce el derecho de las personas con discapacidad a participar, en igualdad de condiciones que las demás, en la vida cultural, las actividades recreativas, el ocio y el deporte (artículo 30). No obstante, las barreras físicas y sociales siguen limitando la participación de este colectivo en actividades que para el resto pueden parecer cotidianas, como ir al cine, hacer deporte, viajar o participar en una excursión.
Fuente: Social.cat