La principal barrera con que se ha topado Darío es la del desconocimiento: “Existe una visión muy negativa de lo que significa ir en silla de ruedas, se da por hecho que somos personas con muy pocas capacidades porque la gente cree que la discapacidad viene marcada por unas pautas y todos somos iguales, cuando todo depende de la lesión de cada uno”. En su caso, tuvo un accidente haciendo snowboard que le causó una tetraplejia incompleta.
Una de sus principales batallas es la de contradecir la idea de “infelicidad” y “necesitar ayuda para todo” que tiene la gente en general. “Con el accidente se pierden algunas capacidades, pero la gente te quita muchas más, tienden a anularte”, denuncia.
Precisamente porque es consciente de que no todo el mundo es igual, Darío no sienta cátedra pero explica que, en su caso, él intenta seguir haciéndolo todo por sí mismo. “¿Cuántas cosas puedes aprender a los 30 o 40 años que pensabas que no podrías aprender? Por ejemplo, hace dos años que me estoy dejando el pelo largo y hasta hace 3 semanas no encontré la forma de poder hacerme una cola yo solo”, explica. Por este motivo, agradece cuando alguien le ofrece ayuda pero anima a las personas a reflexionar y “evitar que la silla pase por delante de todo”. “Cuando me ignoran me encanta porque significa que he pasado desapercibido”, exclama.