Testimonio de Carlos de Albert, vicepresidente de la asociación Las Sillas Voladoras.
«Las barreras que hay a nivel de ocio son bastante grandes, y superarlas, saltarlas, es muy difícil. Por eso, debemos hacer un esfuerzo impresionante. En el caso de la aviación adaptada, tardamos ocho años de juicios contra aviación y fomento, hasta que llegamos al Tribunal Supremo y finalmente nos dieron la razón y nos dejaron sacarnos la licencia de vuelo sin motor. Después, seguimos luchando durante varios años más para conseguir ser pilotos o alumnos de vuelo en motor con avionetas, y lo hemos conseguido y ahora estamos haciendo clases también para sacarnos el título de vuelo en motor.
Volando no hay barreras, y es cierto, en el aire no hay obstáculos, no hay piedras, no hay escaleras… por lo tanto, volar es libertad absoluta. Cualquier persona que va en silla de ruedas o que tiene una discapacidad que le impide tener movilidad absoluta se siente bastante atrapado en su ámbito, en su rutina. Nosotros lo que ofrecemos es tener una experiencia sin ningún tipo de barrera. Además, en el aire te olvidas de todos los problemas, de cualquier obstáculo y solo disfrutas. Tienes una agradable sensación de poderte mover en 3D.
¡Participa y juntos suprimimos barreras!».